lunes, 20 de junio de 2011
Madeira
Madeira (del portugués madeira, madera; adaptada al español como Madera, hoy en desuso),[1] es un archipiélago atlántico perteneciente a Portugal y la Unión Europea. Consta de dos islas habitadas, Madeira y Porto Santo, y tres islas menores no habitadas, llamadas colectivamente Islas Desertas, que, junto con las Islas Salvajes, forman la Região Autónoma da Madeira, región autónoma portuguesa, a menos de 400 km de Tenerife, 860 km de Lisboa, y 770 km de la isla más cercana de las Azores. Todas de origen volcánico; la isla de Madeira está formada por un macizo montañoso que desciende abruptamente al mar desde los 1862 metros de altitud del Pico Ruivo, el punto más alto de la isla, seguido del Pico de Arieiro (1810 m).
La principal actividad económica de la región es el turismo, recibiendo muchos visitantes de Europa durante todo el año, que buscan la suavidad de su clima. Entre otros viajeros célebres pasaron por la isla la emperatriz Sissi, el emperador Carlos I de Austria, fallecido en Funchal en 1924, o Winston Churchill. Su capital y principal ciudad es Funchal (103.961 habitantes), situada en la costa sur de la isla. La población de Madeira es de 260.000 habitantes.
Conocidas ya por los romanos, estas islas fueron redescubiertas por los navegantes portugueses, Tristão Vaz Teixeira y João Gonçalves Zarco en 1418 y 1419. En la isla de Madeira se encuentran restos del original bosque húmedo típico de la Macaronesia. Los bosques de Laurisilva de Madeira son un lugar natural declarado Patrimonio de la Humanidad.
Macaronesia
Macaronesia es el nombre colectivo de varios archipiélagos del Atlántico Norte, más o menos cercanos al continente africano.
El término procede del griego μακάρων νη̂σοι, makárôn nêsoi, 'islas alegres o afortunadas', en alusión a las islas de la mitología griega que eran morada de los héroes difuntos y se suponían situadas en los confines de Occidente. Comprende cinco archipiélagos: Azores, Canarias, Cabo Verde, Madeira e Islas Salvajes.
Las islas poseen muchos aspectos naturales (botánicos y zoológicos), geológicos y climatológicos en común (como por ejemplo: la presencia de laurisilva, un tipo de bosque subtropical).
A estas islas se añade el llamado enclave macaronésico africano, una zona de la costa africana situada aproximadamente entre las Canarias y Cabo Verde (es decir, entre la costa del Sáhara Occidental y el río Gambia, aproximadamente), que comparte algunas de las especies endémicas de los archipiélagos macaronésicos.[1]
martes, 31 de mayo de 2011
La "Crisis del Pepino".
La crisis del pepino se agudiza de forma exponencial conforme avanzan las manecillas del reloj sin resultados claros. Mientras los técnicos del laboratorio gallego dilucidan si los pepinos se contaminaron en origen, muchos productores hortícolas malagueños están optando por una solución drástica: arrancar los cultivos. Con las fronteras de numerosos países cerradas a cal y canto, los agricultores malagueños entienden que no tiene sentido seguir cultivando unos productos que no van a tener salida en el mercado. Al tratarse de productos perecederos, aunque los resultados fuesen favorables hacia España, sería imposible restaurar la confianza en el consumidor y dar salida a los miles de kilos que ya se han acumulado.
Así las cosas, Benjamín Faulí, técnico de Frutas y Hortalizas de Asaja Málaga, continúa gestionado “la crisis del pepino” en Bruselas, donde ha pedido que se establezcan con urgencia unos fondos de compensación por el daño ingente que se está provocando a nuestros agricultores.
Cadena alimentaria
Concretamente, ha mantenido una reunión con Koen Van Dyck, jefe de Unidad de la DG Sanco, al que ha preguntado si la trazabilidad de los pepinos contaminados se está llevando a cabo en todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde el origen hasta el consumidor, una cuestión que no ha sabido responder. “Está claro que desde la contaminación hacia el origen se están haciendo multitud de pruebas, pero ¿qué está haciendo hacia el punto de destino?. Todo el mundo sabe qué se está haciendo en España, pero desconocemos las pasos que se están dando en Alemania”, comentan los técnicos de la asociación agraria.
Los representantes de Asaja Málaga han dejado constancia en la Comisión Europea de la vulnerabilidad que tiene el sistema actual de alertas sanitarias, ya que si un país puede volcar todas sus sospechas gratuitamente sobre otro, de nada sirven los controles establecidos. “No basta con que la Comisión haga de testigo y observe lo que está sucediendo, tenía que haber actuado con mucha más celeridad. El asunto tiene unas consecuencias gravísimas y no podemos tolerar que ocurra algo así” sostiene Faulí, quien asegura que los parlamentarios europeos consultados se han mostrado siempre al lado de los productores españoles.
También han mostrado su solidaridad hacia los agricultores malagueños y almerienses un nutrido grupo de agricultores europeos con los que han mantenido contacto allí en Bruselas. “Están convencidos que el sector español tiene una calidad y fiabilidad incuestionable. Ellos también están indignados porque lo que hoy nos está pasando a nosotros otro día les puede tocar a ellos”, comenta Faulí.
Valoración de daños
Mientras, técnicos de Asaja Málaga intentan hacer una valoración de daños los más exacta posible, aunque de momento resulta imposible porque cada pocas horas se suman nuevos productos y nuevas fronteras. Por ejemplo, la patata se ha visto repentinamente sometida a un veto total, Rusia ha cerrado sus fronteras… productos y países parecen conformar una interminable lista que está abocando al campo malagueño a una ruina sin precedentes.
La parte positiva de todo este asunto, si es que hay alguna, hay que encontrarla en el mercado nacional, que apenas se ha resentido. “Estamos muy agradecidos a los consumidores españoles, que han hecho caso omiso de las alarmas creadas sin fundamento y que continúan consumiendo nuestros productos”, agradece Carlos Blázquez, presidente de Asaja Málaga.
lunes, 2 de mayo de 2011
Juguetes de Gamona
La gamona ha cedido a los antojos y caprichos infantiles al ofrecer un corcho suave y moldeable para ser transformado en elemento de juego: Pues la ventaja que tiene la gamona es esa, que era blanda, buena de trabajar y la queríamos pa´ eso, pa´ hacer juguetes1. Material virtuoso para el ensamblaje ya que puede ser atravesado con facilidad por chamizos, o picos de penca tinta, así como recibir cortes a placer para imitar las formas más variadas.
De la gamona hemos encontrado 19 usos lúdicos, en los que raíz, hojas, tallo y fruto aportaban recursos al imaginario infantil. En el caso de las hojas que nacen en la base de la planta se le sacaba juego: se coge una hojita verde de la gamona, partida a la mitad, se abría y quedaba como una hebrita blanca, te la pones aquí, entre los labios y silbabas, esta telita en el labio la hojita de tal manera que la parte verde de fuera pa´ dentro del labio y la telita blanca pa´ fuera y ya vibraba la tela2. Otros chiquillos recurrían a las semillas para jugar: las bolas de gamona hoy no se consiguen, las bolas de la gamona había que cogerlas verdes porque eran duras y después era a ver el más que atinara en el gongo, ese quedaba campeón, bueno campeón es que se llevaba todas las que estaban en el terreno3. El gamón servía de recámara o foquete juntándose varios muchachos alrededor de una fogalera: se pone la gamona al fuego y se daba contra una piedra y era un estrallo como un volador. Lo hacíamos pa´ jugar. La gamona la calentábamos al fuego y dispués le dábamos contra la laja. Sacábamos la gamona del fuego caliente contra la piedra, –¡tras!, ¡pum!, como un cohete. Se dejaba la gamona en la fogalera hasta que te parecía que estaba caliente. Se ponía la gamona en la llama de la fogalera, no eran brasas. No se quemaba la gamona porque estaba verde, la metía y la dejaba quieta allí, y cuando vía que se iba poniendo negra, ya estaba cocinada y antes de que estallara la piel le dabas contra la piedra, agarraba la gamona y le daba contra la piedra. Y si era grande la gamona se cortaba aquel trozo quemado y se volvía a poner. La gracia era que estallaba como un cohete y se hacía una fiesta... Cosa de muchacho, eso era la historia de antes4.
Dentro de las distintas utilidades que se le dio al gamón destacamos la de complemento necesario en la elaboración de tantos otros juguetes, concretamente los elaborados con penca para dotarles de un mayor realismo. Así, podíamos ver cómo los niños, cuando elaboraban sus camellos, les hacían una silla, un cango o un arado de gamón: El arado de gamona era jugar yo con él y se lo ponía al camello de penca, le hacía un cango al camello que es mejor pal arado5, o cómo priorizaban este material con respecto a otros: El gamón era mejor que la caña pa´ abrir la barriga al barco, porque eso es suavito y no rompe la penca, pero si le pones caña, al ser dura terminaba por romper, se rajaba la penca y no flotaba, no quedaba igual6.
Si hacía viento se podían utilizar los gamones para hacer el armazón de las cometas por lo flexible y ligero de sus varas: Las gometas también se hacían con palitos de gamón y las gometas eran con palos de gamón, eran grandes y llevaban una armadura con hilo carreto7. Se puede añadir como curiosidad que hasta la batata tenía utilidad: Eso nosotros como lo jugábamos, a veces, por estar escachando, bueno que lo escachábamos pa´ darle a las cabras y al estar exprimiendo eso, eso pegaba a las manos que era pegamento y nosotros lo utilizábamos pa´ las gometas y eso garra usted en un papel y lo pega, ¡pega el papel!8
Debemos apuntar la división sexual del juguete, que se imponía a la infancia a través de los juegos que eran considerados propios de niños y niñas, bebía de la división sexual del trabajo. En ella habían labores dentro de la comunidad agraria desempeñadas mayormente por hombres como podía ser arar y trillar con bestias, entre otras, y labores realizadas sólo por mujeres como era el cuidado del hogar y crianza de los hijos, etc., y que luego tendrán remedo en las diversas actividades lúdicas del niño y la niña. El juguete cumple así con la misión socializadora de imitación del mundo adulto, ya que no podemos olvidar que el juego y el juguete es la vida a pequeña escala, es su réplica: El juguete era eso la vida del campesino. Eso era más bien como cosas del campo9. Este juguete era un juguete de labranza y si los niños estuvieran como antes en la labranza, entonces aprendían también a jugar, porque es lo que estaba, es lo que había y entonces es lo que aprendía10.
Los juguetes de gamona están acreditados en la comarca del sur de Tenerife a través de testimonio oral desde principios del siglo XX, como nos informa D. María Reverón Pérez, nacida en 1900 en Aldea Blanca, San Miguel de Abona... y cuando chiquita, vías tú a los varones hacer sus molinitos de gamona -¡hombre, no había otra cosa!, ¡no había sino miseria!-. Aquellos eran los juguetes, ahora no.
Jugué a ser barquero
con barquitos de hojalata
en la mar de los charcos
que el sereno dejó al alba.
También jugué a ser cabrero
con burgados y piedras blancas
con un dedo hice un camino
con una piedra una montaña
con una vara de gamona
una mesa
una silla
una vaca
y en un catre de viento dormida
una caracola blanca
Juan Carlos Martín Tacoronte
Colonización de Guinea Ecuatorial
Guinea Ecuatorial:
Antes de hablar del África española y concretamente en la primera parte, de la Guinea Ecuatorial, es preciso fijar una serie de conceptos sobre la etapa anterior a la presencia española en aquellos territorios, y por consiguiente entrar, aunque sea someramente,en la situación de las distintas etnias que poblaban aquella región. Son tan escasas las noticias de rango historiográfico que se poseen sobre el tema, que para completarlas es necesario acudir a las fuentes de la tradición oral, transmitida por los propios nativos. Hoy día son varias las etnias que conviven en Guinea Ecuatorial. La más antigua, es la de los Bubis, que llegaron a la isla de Bioko en época imprecisa, aunque parece ya comprobado por las excavaciones realizadas, que sus asentamientos se remontan al s. VII d.C., según los datos del carbono 14; sería una civilización equivalente a un neolítico agrícola. Procedían, según unos autores, de la costa del Camerún, más o menos hacia donde está hoy Victoria; según otros, de la región de los Galoa, en el Gabón. Lo cierto es que de sus oleadas desembarcaron en la costa Sur (Ureka) la primera, tercera y cuarta, y la segunda en la costa Sureste (Riabba). A partir de entonces y hasta el s. XIV los bubis se extendieron por el interior de la isla, estableciendo poblados fijos y cultivando la tierra. Constituyeron distintas zonas étnicas que conservaron hasta hoy sus variantes dialectales del Bubi, la lengua común. Sin embargo, en su cultura son prácticamente uniformes, conservándose más puros en ella, los del Sur, aislados por los accidentes geográficos. Los primeros contactos con los europeos datan del s. XV, con la llegada de los portugueses, uno de cuyos navegantes, Fernando Poo dio su nombre a la isla.
[Pueblos Ndowe y Fang:]
En cuanto a los pueblos de la Guinea continental, encontramos dos grandes grupos: unos, que ya vivían allí en el siglo XIX y otros que llegaron en la última parte de aquél y principios del actual. Los primeros, pertenecientes al grupo Ndowe y los segundos al Fang. Unos y otros pertenecen al tronco lingüístico Bantú, pero se diferencian notablemente en sus respectivas lenguas. Etnicamente también difieren, hasta el punto de que hoy mantienen sus diferencias, a pesar de casi un siglo de convivencia. Los Ndowe se dividen en dos grupos, con lenguas diferentes: Ndowe propiamente dichos o Combe - según la nomenclatura de la época colonial- y Boumba, mas conocidos por Benga. Según las escasas noticias existentes, estos pueblos vivían ya a fines del s. XVIII en aquella región; sin embargo, algunos investigadores opinan que en el s. XV los Bengas estaban ya en la isla de Corisco, cuando llegaron a aquella zona los portugueses. Su habitat era la costa y vivían de la pesca y posteriormente del intercambio de mercancías con los europeos, así como de la venta de esclavos, procedentes del interior. Tanto los historiadores modernos como las tradiciones orales de los Ndowe, también conocidos por los españoles como "playeros" por su habitat, coinciden en señalar su origen en África oriental, hacia las fuentes del Nilo, emigrando después en dirección SO.junto al lago Rodolfo (hoy Turkana) atravesando Uganda, bordeando los lagos Victoria, Alberto y Eduardo (hoy Rutanzige) y atravesando el continente por la cuenca del río Congo o Zaire hasta llegar a la costa por el Gabón. Más tarde, acaso huyendo de las razzias esclavistas. se dirigieron hacia el N. llegando cerca del lago Chad, en cuyas sabanas permanecieron, descendiendo después por el actual Camerún, atravesando los ríos Sanga y Lokondje hasta alcanzar la playa, su definitivo asentamiento. En general los Combes quedaron en la costa N. de Guinea y los Bengas en el estuario del Muni y las islas adyacentes. No difiere mucho de este itinerario el que presentan las tradiciones de los Fang, (conocidos por los españoles como Pamues en la época colonial) aunque su recorrido fue muy posterior en el tiempo, de tal modo que su llegada a la costa es reciente e, incluso, viva hasta hace unos decenios, con pequeños desplazamientos de poblados y tribus. Solo la acción colonizadora, que estimuló el asentamiento en el terreno y el paso de la cultura recolectora a cultivadora, modificó el carácter errante de estas etnias. La diferencia con la ruta de los Ndowe es que los Fang llegaron directamente a la Guinea sin el desvío hacia el Chad que hemos señalado. Un tercer grupo lo constituirian unos pueblos hoy casi desaparecidos por haberse fundido con los ya citados, y son los que podemos denominar "semiplayeros" atendiendo a que su "habitat" estaba situado entre playeros y Fang. Lo constituian varias etnias, como los Bujeba o Bisió, los Balengues y los Baseques. Vivían en la selva y la oleada de los Fang los fue empujando hasta la costa, donde se asentaron definitivamente, mezclándose en parte con los Ndowe. Veamos ahora cómo se produce la llegada de los españoles a esta región ecuatorial. Aunque este hecho se produce casi tres siglos más tarde, su origen se remonta a los años siguientes al descubrimiento de América.
[Repartos entre Portugal y España:]
El papa Alejandro VI había repartido en 1493 el mundo por explorar entre Portugal y España, mediante un meridiano que pasaba a 1OO leguas de las islas Azores y de Cabo Verde.Portugal pretendía llevar esa línea a la altura de Canarias, con lo que se incorporaría la América Central y la Meridional y, por ello, disentía de lo establecido. Se entablaron negociaciones que tuvieron su remate en el tratado de Tordesillas, en 1494, mediante el cual Portugal consiguió correr la línea meridiana a 37O leguas al O. de Cabo Verde. Una de las zonas litigiosas a consecuencia de estos límites fue hasta fines del s. XVIII, la parte del Brasil limítrofe con lo que hoy es Uruguay. Portugal necesitaba incorporar a su territorio brasileño la colonia de Sacramento y la isla de Sta. Catalina y ofreció a cambio las islas de Fernando Poo y Annobón en África, así como la licencia para comerciar con la costa continental de Camerún y Gabón hasta cabo Formoso. Para ello se firmó un tratado en San Ildefonso de La Granja en 1778, entre España y Portugal. De ahí arranca el comienzo de la disparatada aventura que fue la expedición del Conde de Argelejo. Éste y su segundo, Joaquín Primo de Rivera, fueron enviados por España para tomar posesión de la nueva colonia en África. Partieron cinco buques de Montevideo con rumbo a la isla de Príncipe, colonia portuguesa, y hubo de todo: tripulaciones diezmadas por las enfermedades, recelos de las autoridades portuguesas, resistencia de los indígenas en Annobón, y por último una rebelión de la tropa y regreso de la expedición. Tres cuartos de siglo transcurrieron sin que España dedicara atención alguna a estos territorios, si se exceptúan los viajes de comerciantes y negreros con carácter privado y con algunas contribuciones de interés, como las memorias del médico Marcelino Andrés. También Moros y Morellón, profesor de Náutica hizo entre 1836 y 1839 tres expediciones al golfo de Guinea, publicando años después una interesante memoria. Al fin, en 1843 una expedición en el bergantín "Nervión", mandada por el marino Juan José de Lerena tomó posesión de la isla de Fernando Póo la cual, "de facto", había llegado a ser una colonia inglesa, al establecer allí la sede del Tribunal para la Represión de la Trata en 1828, fundando la ciudad de Clarence que después sería Santa Isabel. También, Lerena, tomó posesión de Corisco y de la zona costera de la desembocadura del Muni. En 1845 llegó a Fernando Póo otra expedición, ésta, dirigida por Manterola y presidida por el cónsul español Guillemard de Aragón, llevando como capellán al clérigo madrileño Usera y Alarcón. Poco duró también esta expedición, que ya iba preparada para colonizar, y que fue diezmada por la dureza del clima y las enfermedades. A esta siguieron otras expediciones, como las de los sucesivos gobernadores Chacón y Gándara que trataron de extirpar la influencia británica de tantos decenios, cuyo recuerdo seguramente influiría en el intento inglés de comprar la isla en 1869, con la anuencia de Prim; pero la opinión pública española rechazó esta proposición. A las notables exploraciones del marino Julián Pellón, cuyos valiosos informes se perdieron en las covachuelas de la Administración central, se sucedieron las de Iradier, Osorio y Montes de Oca, en la zona continental del Muni. Entretanto se había convocado la conferencia de Berlín (1884) que repartía entre las potencias europeas el continente africano, para lo cual era indispensable contar con establecimientos en las costas africanas. Por ello, España tropieza en Guinea con las ambiciones de Francia, instalada en el Gabón y de Alemania en el Camerún, hasta que el tratado de Paris de 19OO vino a poner fin a esta cuestión, reduciendo el territorio asignado a España a sus fronteras actuales. En medio del afán colonialista despertado por la Conferencia de Berlín, en España se plantea la polémica de si la colonia de Guinea debería ser de poblamiento o de deportación penal, como las inglesas de Australia; pero al final acabó por ser de explotación , siguiendo el modelo de otros estados europeos, aunque de verdad esta explotación económica no pudo llevarse a cabo hasta el siglo XX.
[Siglo XX:]
Por otra parte, al comenzar el nuevo siglo y tras el desastre de 1898 y la pérdida de las colonias de Ultramar, el gobierno español parece dirigir su atención a la colonia africana de Guinea y comienzan las expediciones de ocupación al interior del continente, especialmente con los gobernadores Ramos Izquierdo y Barrera (191O-1925), que consolidaron la presencia española en el territorio ocupado por los Fang. El régimen colonial planteaba en aquella época la escasez de derechos civiles para la población indígena; para suplir en parte esta carencia se creó en 19O1 la Curaduría que asumía la defensa de las propiedades de aquéllos, y las condiciones de trabajo. La complejidad de estos problemas impulsó la creación en 19O4 del Patronato de Indígenas, algunas de cuyas atribucionea se solapaban con la citada Curaduría, a la que por fin sustituyó en 1938. Se ha dicho que el Patronato era instrumento de explotación del nativo, pero si se examina detenidamente su gestión a través de los años, se comprueba que más bien fue una defensa - en algunos casos insuficiente - de los derechos de los indígenas, que las leyes coloniales habían mermado mediante la minoridad de edad jurídica, de la que solo se libraban los "emancipados", una minoría muy exigua y ya europeizada culturalmente. Al mismo tiempo, las misiones, en manos de los padres claretianos, se desarrollaban tanto en la zona insular como en la continental y en 19O5, la Prefectura Apostólica fue ascendida a Vicariato por la Santa Sede. La enseñanza, iniciada ya en el s. XIX y que había estado casi totalmente desempeñada por los misioneros, en 1928, comienza a ser compartida con la actividad pública estatal a nivel primario; años después se vería incrementada con un Patronato de Enseñanza Media y una Escuela Superior Indígena para formar maestros y funcionarios. A medida que avanzaba la colonización en la zona continental, se estimulaba la propiedad de terrenos mediante concesiones a particulares y empresas que implicaban la explotación forestal y agrícola. El cultivo del cacao empieza a tomar auge y obliga a que sea preciso traer a Fernando Poo mano de obra temporal, primero de Liberia, y posteriormente de la zona continental (Río Muni). Esta zona desarrolla después su producción de café y obliga a contratar braceros de Nigeria, que durante muchos años serán la base laboral de la economía agrícola y forestal del país.
[Guerra civil española:]
La guerra civil española afectó también a la colonia ecuatorial, aunque afortunadamente no trastornó la evolución normal del país. Al estallar el Alzamiento se hallaba allí de guarnición el crucero "Mendez Núñez" y como Gobernador General el republicano Sánchez Guerra. La marinería al tener noticia de la situación en España se puso de parte de la República y encarceló a sus jefes,probables partidarios del movimiento rebelde. El Subgobernador no aceptó la propuesta de sublevación que había triunfado en la isla y así quedaron enfrentados ambos territorios,después de un breve combate en el rio Ekuku. Cuando Fernando Poo recibió refuerzos de Canarias en el buque correo "Ciudad de Mahón", envió una expedición a Bata, que desembarcó después de cañonear al trasatlántico "Fernando Poo" convertido en prisión política, y que se hundió junto a la playa. Así quedó la zona continental incorporada con la isla a la jurisdicción del gobierno de Burgos. La necesidad de materias primas en los difíciles tiempos de la postguerra española y la II Guerra Mundial, obligaron al gobierno español a incrementar la colonización de Guinea Ecuatorial, que a partir de aquellos años inicia un despegue económico y social importante. A ello contribuyó la creación de trece Administraciones Territoriales que intensificaron la acción política y el desarrollo económico, favorecido por el auge de las obras públicas y de la sanidad; en cuanto a la enseñanza, ya hemos aludido antes a su situación. A pesar del alza del nivel de vida de los indígenas, comienza a detectarse una inquietud política estimulada por el contacto con los vecinos países africanos, abiertos ya hacia la independencia. En 1952 surge en la clandestinidad el partido MONALIGE, siglas del Movimiento Nacional de Liberacion de Guinea, acaudillado por Atanasio Ndongo, de la etnia Fang. Presionado el gobierno español por estas inquietudes y siguiendo el modelo portugués, España transforma la colonia en Provincia del Golfo de Guinea. Tres años después Acacio Mañé, hombre de gran prestigio y de ideología democristiana, muere asesinado en extrañas circunstancias, lo que exaspera a los movimientos independentistas. Por Decreto de 31 de marzo de 196O, la provincia se constituye en Región Ecuatorial, con dos provincias (Fernando Poo y Río Muni), cada una con su Gobernador Civil, su Diputación Provincial y su Procurador en las Cortes de Madrid. En 1964 es implantado un régimen autonómico con un gobierno presidido por Bonifacio Ondó y una Asamblea consultiva; el Gobernador General pasa a ser Comisario General. A pesar de estos arreglos de imagen, Naciones Unidas reclama en 1965 la independencia del país, para lo cual se convoca una conferencia constitucional, que se reune en Madrid en 1968, con asistencia de 47 miembros guineanos y los representantes del Gobierno y la Administración españoles. El texto de constitución aprobado en esta reunión y confirmado en las Cortes es enviado a la ONU que ordena supervisar el referéndum en Guinea. Este referéndum sería positivo y el 12 de Octubre de 1968 la colonia se convertía en una república independiente llamada Guinea Ecuatorial. [...] Autor: Carlos González Echegaray
Emigración Canaria a Venezuela
La emigración canaria a Venezuela:
[...] Desde el descubrimiento de América, enrolarse y buscar en el nuevo continente solución a las penurias que normalmente se sufrían en las islas -sequía, hambre, falta de trabajo...-, eran factores contundentes para lanzarse a la aventura. Si primero fue Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico, más tarde fue México, Argentina, Uruguay y Venezuela. Tanto los monarcas como los representantes de España en América se interesaron por llevar canarios para establecer poblaciones adeptas a la Corona en las nuevas tierras. De allí salieron las expediciones apoyadas por España a San Antonio de Texas y algunos grupos de unas decenas de familias que formaban poblaciones en los despoblados territorios.
[Reparto de tierras:]
En Venezuela, a instancias del Marqués de Mijares, una treintena de familias canarias fundaron el actual Estado Miranda, San Antonio de los Altos, a pocos kilómetros de Caracas (unos 10) y tras deliberaciones con pobladores indígenas que reclamaban aquellas tierras, la justicia determinó que eran de los emigrantes traídos para su explotación. Curiosamente se constituyó una comuna, donde todos trabajaban para un fin colectivo, menos el cura, que se ocupaba de su misión religiosa. El reparto equitativo duró hasta que un día el dictador Juan Vicente Gómez quiso comprar tierras y fue imposible encontrar dueños. Posteriormente, a principios del siglo pasado, alguien necesitaba un préstamo y no encontró documento de propiedad de lo que venía explotando como terreno colectivo de los descendientes de aquella población que desde tiempo venían mimando como propiedad indivisa. Las ofertas de los dictadores, desde Páez hasta Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, etc., que reconocían por escrito que los canarios eran una población trabajadora, hacendosa y honrada, propia para cubrir la demografía del extenso territorio venezolano (1.000.000 de kilómetros cuadrados aproximadamente) fueron desoídas por la gente del Archipiélago, que prefería ir por libre y a la aventura. Por eso pasó Santiago de Cuba y de La Habana, de Santo Domingo y fue más allá, a La Guaira, el puerto de Caracas promisora, de la Venezuela feraz y de los cultivos de café y cacao, el puerto de contrabando de moda, hasta que llegó el establecimiento de la Compañía Guipuzcoana. Fue Venezuela el lugar de preferencia de tanto canario que salía a buscar fortuna. A tal extremo llegó el movimiento que cuando alguien faltaba un par de días por nuestros pueblos, se solía decir: "Otro para La Guaira". En el litoral central se quedaron muchos de los primeros emigrantes, ya que había terrenos para la explotación agrícola en los alrededores, muchos subieron a Caracas por el camino de los españoles, que cubría hasta mil metros de altura los cerros de El Avila, para entrar por La Pastora a la que vendría en llamarse por su buen clima y sosiego "la sucursal del cielo", nombre que compartía con el de "La sultana de Avila" y a la que más recientemente Arturo Uslar Pietri llamara "La ciudad de los techos rojos".
[Ocupaciones:]
Los canarios atendían la tierra y establecieron granjas de ganado y, posteriormente, acudieron a la industria -panaderías, queserías, molinerías...- También se dedicaban a las verduras, hortalizas y frutales, que si bien en un principio repartían los mismos cosecheros, luego se dio paso al isleño con su mulo y su carrito llevando por los barrios los más variados frutos de su cosecha. Una era de apogeo fue el segundo cuarto del siglo pasado, donde el reparto de variedad de productos y actividades hicieron famosa a la colectividad canaria, bien apodada "los isleños", que tomaron fama de gente honesta y laboriosa. No era, ni es lo mismo, para el venezolano, un peninsular que un isleño, y sus virtudes y sencillez le dieron la garantía de una buena acogida por los establecimientos de años que confiaron en darles tierras en arrendamientos, a medias o vendidas. Los primeros emigrantes se quedaban en puntos cercanos a La Guaira, lo que constituye el litoral central; luego fueron cubriendo zonas internas, como San Antonio de los Altos, los Teques, Cagua, y llegaron hasta los estados de Carabobo, Guárico, Lara, Yaracuy... donde todavía existen los mayores núcleos de población de ascendencia canaria.
Siglo XX:
Oficialmente se dice que la época de mayor emigración fue la década de los años cincuenta, y en especial para el canario que tuvo motivaciones especiales, terminada la Guerra Civil (1936-39). Comenzó la Segunda Guerra Europea, y terminada ésta, el bloqueo impuesto a Franco por las naciones vencedoras. Consecuencia de la marginación, se vivieron años trágicos y de incertidumbre en el Archipiélago y la válvula de escape, como tantas veces en épocas anteriores fue ir más allá, a la promisora Venezuela. El descubrimiento del petróleo, los nuevos precios obtenidos a través de países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el optimismo que se respiraba en el país con un futuro prometedor, llevó una ingente cantidad de canarios a la tierra de Bolívar, que apenas tenía un siglo de independencia y fue meta de ilusiones y lugar donde se rehabilitó el isleño en trabajo e incluso hasta en fortuna, que si bien no era cuantiosa, fue la base de un progreso muy perceptible en Canarias con las ayudas del flujo de divisas a los familiares. Este hecho se notó en un resurgir de la industria de la construcción y en la reparación y mejoras de las viejas instalaciones agrícolas y viviendas. La década de los 40 había sido de difícil y acuciante salida de Canarias, problemas para obtener pasaportes y visados, imposibilidad de contratos... se superaron con la emigración clandestina. Casi sin documentos, hacinados en velero de corta eslora, forjaron las odiseas más increíbles de la emigración canaria. Las estadísticas señalan que en el año 1954 llegaron a Venezuela 74.000 emigrantes oficialmente, pero esa cifra era rebasada por los canarios que no iban contratados, sino como transeúntes, turistas o como simples visitantes y se quedaban en el país junto a padres y familiares, nacionalizándose para tener derecho al establecimiento comercial e industrial. Se cifró en aquellos años en más de 150.000 los canarios dispersos en todo el país hermano. La mejoría de Canarias y de España en la década de los 70, estimuló el retorno de muchos residentes de años en Venezuela, que se mostraba como un país sin los avances de décadas anteriores. Un descalabro económico sufrido a principios de los años 80 motivado por la devaluación de la moneda, colmó la incertidumbre del país más próspero de América. [...]
Juan S. Henríquez González
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Integración y participación canaria:
La presencia de los canarios en la llamada "Tierra de Gracia" se remonta a los primeros años de la llegada de los europeos. En primer lugar hay que resaltar la figura del herreño Francisco de León, precursor de la independencia en 1749, a raíz de una sublevación que se oponía al monopolio que, en comercio exterior, ostentaba la Compañía Guipuzcoana, cuyo bello y noble edificio, que recuerda la arquitectura insular, aún puede admirarse en el Puerto de la Guaira. Venezuela en el siglo XVIII tuvo una enorme prosperidad, lo que le permitió un desarrollo destacado, incluso en el terreno de las bellas artes, y tener una gran autonomía del Virreinato de Santa Fe, con una población en el año 18*8, según datos de Humboldt que comenta el historiador Guillermo Morón, de 900.000 habitantes, de los que 12.000 eran "blancos peninsulares y canarios". El monopolio comercial de la Real Compañía Guipuzcoana encuentra, desde su creación en 1728, un decidido rechazo, que se manifiesta "en sublevaciones como la de Andresote (1730-1732), en los valles de Yaracuy, y principalmente de Juan Francisco de León, en Panaquire, cerca de Caracas, que se alza con los campesinos y el apoyo de los hacendados, toma Caracas y casi da un golpe de Estado en 1749, lo que le convierte, por las razones que le mueven y a quienes le ayudan en un claro precursor de la independencia. De León murió en Cádiz en 1572 sin llegar a ver la independencia. El canario, en mayor o menor número ha sido un elemento importante en la conformación histórica de Venezuela. (J.J.Laforet)
"a nadie hoy se le esconde que esta gran Nación, Venezuela, desde sus primeros días, expresó el deseo de contar con Canarias en el proceso de su desarrollo económico. Así, cuando las heridas de la guerra de independencia eran aún muy recientes, esta república en forja puso su mirada hacia las islas Canarias, donde buscó y halló la comprensión y la colaboración de una población que, no sólo conocía y se adaptaba bien a su geografía, sino que necesitaba de ella para expandirse como pueblo, ya que las hermosas "Peñas Atlánticas también atravesaban uno de sus cíclicos malos momentos". (Vicente Alvarez Pedreira. Canarios en Venezuela)
"los naturales de las Islas Canarias podían trasladarse a este país con facilidad y grandes ventajas, porque su religión, idioma y laboriosidad, son medios ciertos y honestos y experimentados ya en nuestros fértiles campos". (Decreto de 12 de junio de 1831. Primera regulación oficial de a inmigración que hace Venezuela).
"el Gobierno de la República insistió en que fuesen del Archipiélago Canario los nuevos hombres cuyo sudor contribuiría a reanimar la vida nacional". (Dr.Rodríguez Campos. La libranza del sudor).
"generalmente el hombre que emigra lo hace siempre con la perspectiva de lograr en esa nueva sociedad lo que en su país de origen no puede alcanzar... Todo hombre alimenta secretamente el sueño o la utopía de una tierra prometida , de un lugar donde sin obstáculos, pueda llegar a ser lo que es o lo que cree ser, desarrollar su identidad cultural sin presiones". (Selim Abou)
"ese flujo de gente Isleña a las tierras venezolanas , que se había venido sucediendo sin orden ni concierto en los tiempos azarosos de la Conquista, toma un mayor incremento en las décadas finales del siglo XVII y primeras del siguiente. En 1681, por ejemplo, partía desde Tenerife una expedición de 54 familias con destino a Cumaná, y hacia esta misma ciudad salía otro grupo de 31 familias al año siguiente. Con destino a las costas de Caracas salía otra expedición pobladora en 1683, y hacia Maracaibo, Trinidad y La Guaira se apuntan en esos tiempos diversas emigraciones Canarias... aquella semilla sembrada en Panaquire se diluyó en el tiempo, se machacó en los soles de esa tierra brava, se mezcló con la sangre de otros hombres. Ya no hay Isleños, ni negros, ni indios, sólo los genes floreciendo en los recovecos de la sangre. Queda el nombre y el recuerdo de una historia fundadora, y de una gesta que ayudó a afincar la idea informe de una Patria". (L.G.Castillo Lara. La aventura fundacional de los isleños. Panaquire y Juan Francisco de León)
Según Rodríguez Campos entre 1830 y 1859 entró en Venezuela un contingente superior a las diez mil personas procedentes de Canarias. Tras la guerra civil española la emigración canaria toma un impulso tan grande que no pudo frenar ni la prohibición ni las graves dificultades legales para emigrar, junto con los medios de transporte vejatorios e inseguros, que costaron la vida a los integrantes de más de una expedición clandestina.
"sin pasaportes ni visas, ni medios económicos para realizar el viaje transoceánico, millares de canarios se arrojaron al mar en pequeñas y anacrónicas embarcaciones rumbo al Suroeste, con la esperanza de arribar a una tierra de promisión y libertad: Venezuela". (Díaz Sicilia.Al Suroeste la libertad)
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La dominación canaria (1812):
Entre los siglos XVII y XVIII fue grande la contribución de los isleños en la expansión y consolidación de la economía y sociedad venezolanas. Llegaron con la perspectiva de convertirse en cultivadores de autoconsumo, mercaderes o hacendados de grandes extensiones cacaoteras, cafetaleras o ganaderas. Los oficios y la mercadería (pulperos, bodegueros, arrieros, mercaderes, zapateros, carpinteros, herreros, albañiles, pintores) eran ejercidos por canarios ya que eran considerados ocupaciones innobles para peninsulares y mantuanos. Los privilegios estaban reservados a los blancos peninsulares (oficiales de la corona), los mantuanos criollos y a un reducido número de canarios hacendados. Tras los sucesos de 1810 se crea la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII que defiende el poder real. El 19 de abril un golpe de mano depone al Capitán General don Vicente Emparán. El Cabildo caraqueño queda en manos de la oligarquía criolla y su política responde a los intereses de su clase: peninsulares, mantuanos y canarios ricos. Estos intereses eran: libertad de comercio, proscripción de la trata de blancos (no así la esclavitud) y el de restringir el derecho al voto sólo a los grandes propietarios. En un principio los canarios toman partido por el nuevo orden, ya que eran completamente hostiles al poder político y al control monopolista del comercio por parte de los representantes de la Corona. Sin embargo, la posición social de relegados y los intereses económicos de la gran masa de humildes canarios se enfrentaba tanto a la oligarquía criolla como a los comerciantes peninsulares (vascos en su mayoría). Por ello, los canarios de nivel social inferior se unen a las fuerzas contrarrevolucionarias. Los canarios ricos y poderosos continuaron fieles a la Primera República.
[Levantamientos tras la independencia:]
El 5 de julio de 1811 se firma el Acta de la Independencia de Venezuela. Entre el mes de julio de 1811 y comienzos de 1812 se producen varias sublevaciones de canarios contra el Gobierno de la Primera República; la mayoría de estos isleños desafectos son pasados por las armas y otros sufren severas prisiones. Entonces surge la ofensiva realista dirigida por un capitán de navío canario llamado Domingo Monteverde y Rivas. El grueso de sus fuerzas contrarrevolucionarias está integrado por canarios, pardos esclavos libres. Partió desde Coro y reconquistó fácilmente el territorio en manos de los republicanos al firmar el Generalísimo Francisco de Miranda la Capitulación. Conquistado el poder, la primera medida de Monteverde es nombrar como asesores a una serie de paisanos, en su mayoría resentidos y con ansias de revancha hacia los poderosos mantuanos y ricos peninsulares. Algunos, como el eminente médico Antonio Gómez, hijo del ilustrado granadino José Antonio Gómez y de una grancanaria, apoyó en un principio a la Primera República; luego, resentido y con una incontenible sed de venganza, fue el mayor instigador de la represión que ejerció el gobierno de Monteverde en un año terrible (1812), conocido en la historia de Venezuela como "la dominación canaria". Cometieron toda clase de desafueros con los patriotas, sus familias y propiedades. Para la época, Caracas se convertiría en el centro económico y político de la provincia. [...] La Candelaria fue el barrio periférico en el que preferentemente se fueron asentando los isleños desde el último tercio del siglo XVII. Allí edificaron la ermita que le da nombre, más tarde convertida en parroquia y en símbolo de todo lo canario. (Javier Díaz Sicilia)
Emigración a Cuba
Emigración canaria a Cuba:
La emigración canaria a Cuba fue cuantiosa y sostenida, tanto que puede considerarse una de sus principales raíces culturales y etnográficas. Hoy no es raro el canario que tiene familiares en Cuba, y menos raro el cubano que lleva un apellido guanche. Porque los descendientes de aquellos emigrantes canarios del XVII poco tardaron en considerarse cubanos de pura cepa. Después de 1882 llegaron al continente americano más de tres millones y medio de españoles. Las fuentes españolas reflejan un cifra menor debida seguramente a la emigración clandestina para eludir el servicio militar o por la falta de documentación en regla. Después de considerar los retornos la pérdida final de población apenas supera el millón de habitantes. Entre 1835 y 1850 Macías Hernández considera que al menos 50.000 isleños emigraron, de los que casi un tercio se dirigen a Cuba. Si el censo de 1846 recogía la presencia de 19.759 canarios en la Isla, el de 1862 los eleva a 45.814, a pesar del descenso en la corriente emigratoria canaria a partir de mediados de siglo. Nuevamente reactivada a fines de la década de los setenta, más de 60.000 canarios emigraron hasta el inicio de la guerra de independencia cubana. La diáspora se prolongó en los primeros decenios de la centuria, hasta que en la década de los veinte se produce una inversión de la corriente, superando los retornos a las salidas. Si Cuba fue el principal destino canario, esta realidad adquiere más fuerza cuando hacemos referencia al emigrante palmero. En el bienio 1913-1914 Cuba acogía entre el 84,9 por 100 y el 87,3 por 100 de los emigrantes salidos por el puerto de Las Palmas, entre el 87 y el 87,2 por 100 de los que parten de Tenerife y entre el 99,2 y el 99,9 de los que embarcan en Santa Cruz de La Palma. De los 4.677 pasajeros considerados como emigrantes que parten en 1914 de Canarias, un 40,5 por 100 lo hacen del puerto de Tenerife, un 31,6 por 100 de Las Palmas y un 27,9 de La Palma. Para 1915 la cifra se elevaba a 6.713 pasajeros, pero los porcentajes habían variado: un 38,4 por 100 tienen como punto de embarque Tenerife, un 44 por 100 Las Palmas y un 17,6 por 100 La Palma. Las condiciones de emigración del común de los españoles fueron muy diferentes de las de los canarios. Tras "pacificar" las islas, y en prevención de posibles rebeldías, los Reyes Católicos ordenaron el traslado de grupos de población nativa guanche a las nuevas colonias de América. En lugar de llegar como colonos o soldados, los isleños, como se los conoce en Cuba, lo hicieron como mano de obra para las plantaciones de caña de azúcar. Los pobladores de Cuba de origen canario llevaron consigo sus devociones tradicionales. Así, el culto a la Virgen de la Candelaria, surgido en Tenerife en el siglo XIV, inspiró la construcción de una ermita en Guanabacoa. Los propios canarios fueron quienes, en el siglo XVIII, la convirtieron en la hermosa iglesia de Santo Domingo. La influencia canaria en la cultura cubana actual es muy notable. A ella se debe la pronunciación peculiar del castellano en Cuba, y la preferencia por formas poéticas como la décima campesina. La improvisación, el punto guijarro o "repentismo", una persistencia de las fiestas campesinas o guateques y las famosas parrandas o Charangas. En ciertos lugares ha sido especialmente destacado el papel de los inmigrantes canarios. Entre ellos: Güira de Melena, Jaruco, Matanzas, San Juan y Martínez en Pinar del Río, Cabaigüan de Sancti Spíritus, Guanabacoa, San Cristóbal de La Habana, Jesús del Monte, Santiago de las Vegas, Bejucal, Santa María del Rosario y Remedios. Familias enteras y sucesivas generaciones pudieron emigrar a Cuba. Para ellos, el mar, más que un elemento de separación, lo ha sido de unión. Eran intereses más de tipo familiar o social lo que les movía en esta aventura. Los canarios fundaron las ciudades de Matanzas, Vuelta Abajo, Sagua, San Carlos de Nuevitas, Manzanillo y Santiago de las Vegas. Entre los canarios ilustres se encuentra Leonor Pérez, la madre de Martí, que ha dado nombre a la Asociación Canaria de Cuba. La emigración canaria constituye una de las facetas más destacadas en la historia insular. La significada aportación de los habitantes de Canarias al acervo sociocultural de las tierras americanas queda fuera de toda duda, pues varias generaciones de isleños cruzaron el Atlántico rumbo a América. Este desplazamiento secular y su integración en los diferentes países receptores constituyó un elemento importante en la configuración social canario-americana.
Emigración femenina:
Las mujeres conformaron también un grupo migratorio importante, sin embargo, la historiografía ha desestimado la emigración femenina, aunque ocupó un papel especial y desempeñó un mito entre las mujeres que sufrían las penurias económicas de la época. Se trataba de mujeres jóvenes, en su mayoría solteras que buscaban un acomodo y un bienestar que no les ofrecía su tierra. En general, se trataba de personas con capacidad laboral plena. El bajo nivel cultural y su origen humilde caracterizaban su status social, marchaban para probar suerte con el deseo de mejorar sus condiciones socioeconómicas.
Éxodo de isleñas:
Según informa las estadística de emigrados con especificaciones del sexo, para el siglo XIX , de un total de 23.592 personas, 6.880 eran mujeres y 16.712 eran hombres. Tales cifras representaban un 29.16 por ciento de mujeres frente a un 70.83 por ciento de hombres. Aunque el número de emigrados fue significativamente superior a las emigradas y numéricamente la emigración masculina equivalía a más del doble de la femenina, si se compara con la emigración de la España peninsular o con la de otros países de tradición migratoria resulta bastante elocuente el éxodo de las Canarias. Especialmente si tenemos en cuenta que para el caso cubano hubo migraciones exclusivamente masculinas, como fue el caso del pueblo chino. Asi por ejemplo, entre 1818 - 1839 de un total de emigrantes de 21.184, el número de mujeres fue 5.971, lo cual representaba el 28,18 por ciento. Entre 1832 - 1845 la salida de mujeres con destino a Venezuela, representó el 36,54 por ciento del total de los adultos emigrados. El caso de Uruguay entre 1840 - 1844 supuso el 41,3%. Asimismo la presencia de mujeres isleñas en Cuba ascendió en los años 1846 y 1860 según reflejaron los censos cubanos.
También hubo emigración clandestina femenina, que burlando los controles oficiales llegaban de manera ilegal a los países hispanoamericanos. La participación femenina se incrementó a lo largo del siglo; igualmente, aumentaron los grupos familiares donde, indudablemente, la presencia de las mujeres era un hecho. En cuanto a su nivel cultural, las mujeres ofrecen un porcentaje más alto de analfabetismo que los hombres, con lo cual queda patente el alto saldo de analfabetismo femenino. El perfil cualitativo de las isleñas que emigran para América revela un alto porcentaje de iletradas. Se trata de población adulta que nunca asistió a la escuela primaria, que participó poco en ella o estuvo mal escolarizada. La emigrante no marcha para mejorar su condición cultural, sino buscando una salida socioeconómica, intentando superar el mal endémico de crisis agrícolas continuadas y las escasas expectativas que le ofrece su terruño.
Tráfico de Mujeres Canarias:
Las isleñas, ilusionadas con la esperanza de alcanzar la posición socioeconómica que su tierra natal le negaba, eran víctimas de las especulaciones de quienes se dedicaban al tráfico del género humano. En efecto, resultó un lucrativo negocio trasladar mujeres canarias a Cuba, pues muchas fueron engañadas por la compañías de embarque, ofreciéndoles falsas expectativas laborales. En ocasiones, ante las escasas alternativas laborales, la mujer isleña de forma voluntaria trabajaba como prostituta. Es cierto que la mayor parte de las veces por engaño y las menos por su propio consentimiento, las isleñas eran destinadas a la prostitución. Además muchas de ellas fueron vendidas como esclavas, subastadas como mercancía, en el muelle de la habana y destinadas a los prostíbulos tanto de la capital como del interior, con lo cual se practicó la trata de blancas. En 1855 el secretario de la Junta de Fomento de La Habana denunció que "se ven muchachas que ni noción tienen de sus deberes religiosos y que, según todas las apariencias, darían nuevo alimento a la prostitución de Canarias tan abundante es estas islas". La contratación de mano de obra isleña era rentable. La explotación de las mujeres canarias como prostitutas en Cuba se podría considerar un sector de ocupación fundamental en el siglo XIX y en primeras décadas del XX. En 1855 estaban registradas en La Habana 200 casas de prostitución con un total de 651 meretrices, el 90% mujeres de color, extranjeras, peninsulares y canarias. Así lo confirma el historiador Hugh Thomas, indicando que en los burdeles en La Habana trabajaban muchas mujeres canarias. Sin duda, el tráfico de mujeres canarias y su explotación sexual en América fue una realidad, siendo víctimas de las especulaciones del género humano. No obstante, otras mujeres a través de la emigración mejoraron su situación socioeconómica. El esfuerzo laboral y la capacidad de ahorro se tradujo en un aumento del nivel adquisitivo y por lo tanto en un ascenso en el grado socioeconómico. Así superaban el estadio de pobreza y miseria que generó la crisis económica en la que se vio inmersa Canarias, pero raras veces se refleja en el incremento del nivel cultural.
Teresa González Pérez, Catedrática de la Universidad de La Laguna
Publicado en La Opinión (19/05/02).
"Abandonaremos nuestra Patria y nuestra parentela porque ha dominado nuestra tierra un dios estéril". (Códice nahualt)
Me voy porque la tierra, el pan y la luz ya no son míos. (León Felipe)
lunes, 11 de abril de 2011
Elaboración del vino
En la elaboración de vinos de calidad, tan importante es el suelo y el clima como unas buenas uvas recogidas en su momento óptimo de maduración y un cuidado proceso de elaboración. Por lo que dependiendo del procedimiento de vinificación empleado se pueden obtener vinos muy diferentes. Un buen proceso puede obtener un buen vino de una uva deficiente y viceversa, muchas buenas uvas se estropean con procedimientos enológicos deficientes.
El primer paso para la elaboración del vino propiamente dicha comienza con la vendimia. Esto es, con la recogida de la uva. Esta se realizará, dependiendo de la zona vitivinícola y de sus especiales condiciones de clima y las variedades de uvas existentes entre primeros de octubre y mediados de octubre, como norma general.
Es en este momento cuando se produce la primera selección de la uva, recogiéndose solo los racimos con todas sus uvas maduras y que no se encuentren dañados. A continuación, la uva es transportada al lagar de forma que no se estropee e inicie una fermentación prematura. Para ello, el transporte se realiza en cajas o cestos de relativamente poca capacidad y que impidan el aplastamiento de los granos. Normalmente estos contenedores tienen una capacidad suficiente para unos 15 kg aproximadamente.
Una vez en el lagar, la uva es sometida a un análisis para determinar diversos factores, tanto sanitarios como su contenido en azúcares y ácidos. Una vez analizada es transportada directamente a la estrujadora, Es esta una máquina que presiona el grano justo lo suficiente para que este se rompa sin que las semillas y los raspones o parte leñosa del racimo contaminen el mosto alterando el sabor y el olor del mismo. Tradicionalmente este proceso era el pisado de la uva y se efectuaba mediante el pisado a píe descalzo, por una o más personas de las uvas colocadas en una tina que tantas veces se ha visto en los medios de comunicación..
La pasta resultante se traslada, por diversos medios, a la prensa procurando por todos los medios posible que no entre en contacto con el aire e inicie el proceso de fermentación. Si lo que se pretende es elaborar vino tinto en este momento se deben retirar los raspones. Es a partir de aquí donde el mosto seguirá distintos procesos según el tipo de vino que se vaya a elaborar.
La característica distintiva de la vinificación del vino tinto es que el mosto fermenta necesariamente en contacto con las partes sólidas de la vendimia (hollejos y pepitas, fundamentalmente). La elaboración de un vino tinto puede describirse en cuatro etapas:
* Operaciones mecánicas (estrujado, despalillado, sulfitado).
* Encubado del mosto (fermentación alcohólica y maceración).
* Descube y prensado de orujos.
* Acabado (fermentación maloláctica).
Una vez terminado este proceso, el vino es conducido a los depósitos de conservación y envejecimiento, iniciándose la crianza. Después de permanecer cierto tiempo envejeciendo en madera, los vinos son embotellados.
Un factor importante en la vinificación en tinto es la calidad de la vendimia, ya que la acumulación de pigmentos en el hollejo depende de la variedad, del sol y de la temperatura. Por eso los vinos que zonas más frías suelen ser blancos.
Una característica de esta vinificación es la fermentación maloláctica, una acidez alta protege al vino, pero en detrimento de su calidad ya que los grandes vinos hacen esta fermentación (Burdeos, Rioja), aunque la eliminación de ácido málico le da mayor estabilidad ya que este es fácilmente atacable por bacterias.
Cultivo de la cochinilla
La "cochinilla" ha sido para nuestra gente, en las localidades de Mala y Guatiza (Lanzarote - Islas Canarias), un medio de subsistencia que con el paso del tiempo ha venido a menos debido a diversos factores, lo que ha ocasionado el abandono del cultivo de la cochinilla en Lanzarote, concretamente en las localidades antes indicadas, que en su conjunto forman una unidad paisajística de características especiales, la cual podemos calificar de única, actualmente en deterioro progresivo por el abandono paulatino del mismo, con las implicaciones que conlleva para el entorno y el propio medioambiente.
A través de este proyecto bajo el asesoramiento pedagógico del PROYECTO ATLÁNTIDA pretendemos ofrecer una alternativa que va más allá del simple cultivo de la cochinilla, vamos, por un lado a intentar frenar el deterioro medioambiental actual, haciendo uso de los recursos disponibles, así como elaborar productos con esta inigualable materia prima, usada en campos tan diferentes como la alimentación, cosmética o farmacia.
Actualmente hemos logrado avances en cuanto la elaboración de tintes dentro de una amplia gama de tonos y colores, lo cual nos ha llevado a presentar una primera colección de vestidos, tanto de hombre como de mujer, así como de otros complementos, zapatos, bolsos, etc.
En cuanto a los avances relacionados con la investigación sobre cosmética van un poco más lento, dado que dar estabilidad a los productos finales requiere de un estudio bastante amplio, entiéndase que estamos hablando siempre de utilizar productos de origen natural, lo cual requiere de unas técnicas muy depuradas para obtener un producto final estable y duradero.
Ingenio de azucareros
Se denomina ingenio azucarero o simplemente ingenio a una antigua hacienda colonial americana (con precedentes en las Islas Canarias) con instalaciones para procesar caña de azúcar con el objeto de obtener azúcar, ron, alcohol y otros productos. Tiene su antecedente en el trapiche, cuya escala de producción era muy pequeña y, a su vez, el ingenio vino a ser sustituido por las grandes centrales azucareras modernas que se desarrollaron en el siglo XX. Aunque la caña de azúcar no es un cultivo autóctono americano, y fue introducido en América por los españoles, portugueses y otros europeos, se adaptó rápidamente a las tierras intertropicales americanas, hasta el punto de que los mayores productores mundiales de azúcar se encuentran en este continente (Brasil, especialmente).
Cultivo de caña de azúcar
Introducción y cultivo de la caña de azúcar en Canarias:
Linneo le dio el nombre de Saccharum officinarum a la caña de azúcar. El azúcar y la caña de azúcar se mencionan en antiguos textos mitológicos y poéticos indios entre los años 100 y 800 a. C. y en textos legislativos entre 200 a. C. y 200 d. C. Probablemente se introdujo en China alrededor del año 100 a. C.
Los egipcios de los tiempos faraónicos ya sabían extraerla de la caña, pero de baja calidad. Con la expedición del rey Darío de Persia al valle del Indo (500 a. J.C.), los persas descubrieron la caña de azúcar y se mantuvieron como expertos durante siglos. Tras el prensado de la caña se filtran los jugos para eliminar las impurezas que contienen, se someten a un proceso de evaporación para lograr la concentración adecuada, se cuece la meladura resultante y se separan los cristales de azúcar de las mieles sobrantes. El primitivo proceso de transformación requería grandes cantidades de leña y produjo importantes desforestaciones. El término trapiche deriva del latín trapettum, denominación que se daba a los antiguos molinos de aceitunas.
En el siglo X la caña se encuentra distribuida por toda la cuenca mediterránea, especialmente en Siria-Palestina, Egipto, Sicilia, Chipre, Marruecos y Al-Andalus. Los árabes habían logrado aclimatar la caña en Motril (Granada). En la Edad Media Venecia debió parte de su prosperidad al azúcar que importaban de Asia en caravanas. Marco Polo trajo esquejes de caña. Plantadas más tarde en las islas de Madeira y Canarias abastecieron a Europa. Lisboa suplantó a Venecia como plataforma del negocio azucarero. La urgente necesidad de mano de obra para el cultivo en los nuevos territorios aumentó significativamente la captura y tráfico de esclavos africanos. Colón en su segundo viaje (1493) introdujo esquejes en la isla de Santo Domingo, que se dedicó exclusivamente a la producción de caña. Las tierras fértiles, húmedas y cálidas de las Antillas fueron ideales para su cultivo. Cuba se convirtió en el principal productor de caña durante el siglo XIX. Durante los años cuarenta del siglo XIX se estableció un proceso de evaporación al vacío para eliminar el agua contenida en los jugos y evitar los largos procesos de cocción.
Importante producto de exportación desde Canarias (s.XVI):
La exportación de azúcar fue uno de los pilares de la economía canaria desde los primeros años de la conquista. Está documentado que ya en 1508 había azúcar canario en Amberes. Sirvió para atraer riqueza y equilibrar la balanza comercial.
Ingenios:
Eran numerosos en el norte de Tenerife (Comarca de Daute), en Güimar y Taganana. Según el factor inglés Thomas Nichols en la primera mitad del siglo XVI había 12 ingenios en Gran Canaria, cuatro en La Palma, uno en La Gomera y varios en Tenerife. En 1575, el Xarife poseía en los aledaños de Santa Cruz, en el barrio de los Molinos, catorce ingenios. Para la penosa tarea de los ingenios se trajeron esclavos negros. A partir de 1554 comienza a disminuir la producción, debido en parte a la emigración de los maestros del azúcar.
Genoveses y flamencos controlaban el negocio, distribuían la producción a los puertos de Barcelona, Marsella, Génova y Amberes, desde donde se enviaba a Holanda.
"El rendimiento económico de los ingenios era muy grande. Un ejemplo bastará: En Gran Canaria, un ingenio cuyo costo había sido de dos millones de maravedís, producía, un año con otro, azúcar por valor de otros tantos, de los que setecientos mil servían para amortizar gastos y un millón trescientos mil revertían en beneficios del dueño, que así podía recuperar con rapidez el capital invertido. En otros casos observamos cómo las rentas permiten amortizar el capital invertido en dos, o a lo sumo en tres años... Hacia 1550 el ciclo del azúcar canario llegó a su apogeo y pasaron todavía varios decenios más antes de su crisis definitiva. Sobre él se cimentaron las primeras grandes fortunas isleñas, y hay que pensar, como señala José D. De Silva, que había un verdadero abismo económico entre aquellos poderosos y el resto de la población". (Miguel A.Ledero Quesada)
"...ni el clima ni los suelos de la isla son los apropiados para el cultivo de caña en condiciones competitivas con las zonas tropicales. Para defenderlo se arbitraron una serie de impuestos sobre el azúcar importado, gabela que alcanzó hasta tres veces el valor del coste... La caña se cultivó de una forma primitiva, con bajos rendimientos, los abonos químicos aún no se empleaban... al cabo de cierto tiempo agotaba los terrenos; la única solución era rotar cada ocho o diez años con otros cultivos... las variedades de caña eran pocas y nada selectas..." (Wladimiro Rodríguez Brito).
El cultivo de la caña de azucar despues de la conquista.
La accidentada y agreste geografía canaria -especialmente en las dos islas mayores, Tenerife y Gran Canaria- con sus estrechos valles, donde el cultivo sólo podía extenderse en bancales, no es comparable con las amplias terrazas de los valles dominicanos o puertorriqueños. Y no es comparable en rendimiento del suelo por muy intensivo que fuera el cultivo, pues la escasez de tierras era tan evidente, que forzosamente debían agotarse antes. Del mismo modo, no es comparable tampoco desde un punto de vista climatológico, pues en Canarias era forzosa la irrigación y, por otra parte, al ser escasas las lluvias, se limitaba temporalmente la molturación cañera en los molinos, que eran movidos por energía hidráulica.
Estas particularidades de la geografía canaria con respecto, por ejemplo, a las Grandes Antillas, incidían directamente en el desarrollo de la aparcería para el cultivo de la tierra cañera, generalizándose una variada gama de acuerdos entre los señores de ingenio y los modestos agricultores que cultivaban sus pequeñas parcelas con caña. La producción, que depende directamente del desarrollo del cultivo, estaba así condicionada por esta primera particularidad.
Así pues, la producción de azúcar en Canarias era bastante más reducida por sus menores disponibilidades de tierras, por la escasez de precipitaciones pluviométricas, por el menor número de trabajadores que empleaban y, sobre todo, por las limitaciones que tenían de combustible para las distintas faenas de cocción del guarapo. Por tanto, la producción tuvo que adaptarse a estas particularidades acogiendo a un elevado número de asalariados y de aparceros que, una vez finalizada la zafra, recibían sus salarios o porcentajes de azúcar y quedaban como mano de obra libre.
Tierra, agua y aparceros.
En Canarias, dado que las plantaciones de cañas eran mucho menores -en Tenerife los pobladores que se comprometieron a construir ingenios sólo recibieron 30 fanegas de tierra, aunque de riego, y semejantes cantidades se repartieron en Gran Canaria-, el cultivo era más intensivo. Según se comprueba en las fuentes documentales e impresas, el ciclo de renovación y corte se repetía cuatro veces -ocho años de cultivo-, cinco y hasta nueve temporadas, lo que suponía un cultivo continuado de la tierra durante dieciocho años, esto último, suponemos, en terrenos muy abonados y de excelente calidad, por supuesto bajo riego. Se explica así el que encontremos en las explotaciones canarias numerosas operaciones de cavado, riego, escarda, envarado y lucha contra las plagas, casi de forma reiterada, lo cual evidencia un cultivo intensivo y, como es lógico, de alto rendimiento, pues no se entendería de otra forma una explotación tan prolongada del suelo.
Las operaciones agrarias requeridas por el sistema de cultivo en Canarias eran bastante más exhaustivas y prolongadas que las usadas en las Antillas, comenzando con la preparación de la tierra para la plantación de la caña y canalización del suelo para los abundantes riegos, proceso que alargaba temporalmente las faenas posteriores de escarda, cavado y colocación de varas de soporte, cuidándose igualmente la desparasitación de gusanos, la desrratización mediante trampas y el desburgado que seguía al corte de la planta.
El área de cultivo en Canarias correspondía a las zonas de costa, en altitudes inferiores a los 500 metros, en las que se unían condiciones óptimas de temperatura y pluviosidad o posibilidades de riego artificial. Sin embargo, las disponibilidades de tierras en este espacio no eran idénticas a uno y otro lado del Atlántico, ni tampoco su valor, siendo mucho más escasas en el primer archipiélago y, por ende, también más elevado su precio.
En Gran Canaria el cultivo de la caña se extendió desde Las Palmas a las vegas próximas, en el norte se implantó a lo largo del barranco de Agaete y en el triángulo formado por Galdar, Firgas y Tenoya; por el este a lo largo del barranco de Guirriguada en su mitad nororiental, entre Las Palmas y Santa Brígida, entre Telde y Melenara y por el sureste en la zona media del barranco de Aguatone.
En Tenerife la caña se cultivó en la cornisa septentrional, Tegueste, Tacoronte, Taoro, Icod y Daute, así como en la banda oriental, en la región de Güimar; en La Palma, el cultivo se generalizó por los barrancos de Los Sauces, en el noreste, y de Las Angustias, cerca de Taracoste, en la región occidental; mientras que en La Gomera, con menor intensidad, lo hizo por las áreas intermedias del norte y sur.
La canalización del agua para producir energía hidráulica por precipitación sobre una rueda que hacía los efectos de turbina gastaba gran cantidad de energía usando madera para ello. Por lo que respecta al uso de madera para los fuegos que alimen-taban a las distintas calderas, . Según los cálculos que efectuamos sobre el gasto de leña por zafra en los ingenios del siglo XVI, cada fábrica quemaba un promedio de 2.760 toneladas (2.760.000 kilogramos) de madera, lo que equivalía a talas anuales de árboles y arbustos que, dependiendo del tipo de vegetación existente en cada espacio y de la densidad de su distribución en el mismo, no sería inferior a 3.000 m2 de bosque en Canarias
La distribución de la renta entre el propietario de la tierra y el agricultor que la cultivaba, así como el porcentaje de las maquilas que se cobraban a los propietarios de pequeñas parcelas, eran relativamente bajas, aunque variaban sustancialmente de unos ingenios a otros entre Gran Canaria, Tenerife y La Palma, dependiendo del predominio o escasez de este tipo de acuerdos económicos. En Gran Canaria y Tenerife la producción azucarera se distribuía al 50% entre los señores de ingenios y los campesinos, siendo, pues, la maquila relativamente baja, dada la alta calidad del azúcar conseguido, es decir, dados los importantes costes que el señor de ingenio tenía que asumir para purificar tanto el azúcar.
Trapiches e ingenios: exigencias de la industria.
Una vez madurada la caña, cortada y transportada a los lugares de elaboración, daba comienzo un largo y complejo proceso que comprendía la molienda, prensado, manipulación del güarapo, cocción, decantación, cristalización, refinado y aprovechamiento de los residuos de la caña -bagazo- y del azúcar. De aquí se pasaba a la preparación para el transporte del azúcar que, en diversas formas, llegaba a los mercados.
Será el molino, movido por tracción animal -trapiche- o por energía hidráulica -ingenio- el que dé nombre al complejo fabril donde se elabora el producto, al ser la pieza sustancial del proceso. Molino de dos rodillos verticales y prensas, cuyo componente base era la madera, en Canarias la de til, con refuerzos, anillas, dientes y clavos de hierro que debían importarse.
Para Canarias se registran unos quince ingenios a principios de siglo, que en el primer tercio -con veintiocho constatados- pudieron ser entre treinta y cuarenta. El primer edificio de ingenio datado corresponde a 1484 y en la primera década del XVI pudo haber treinta ingenios, veintinueve en 1550 y trece a finales de la centuria.
La producción de azúcar en Canarias era muy dificil por la razon de que un molino obtuviera más de 3.000 arrobas por zafra, pues el proceso de purificación de los azúcares era tan contínuo que la producción se limitaba casi enteramente a azúcares blancos, con lo que a medida que se perfeccionaba la producción se reducía su peso por la eliminación de impurezas sólidas y líquidas, especialmente estas últimas -mieles y coguchos-, que quedaban reducidas a puro azúcar, aunque fuese incrementando los costes de producción con un mayor gasto de leña.
El azúcar en el comercio atlántico.
Desde su conquista, las islas Canarias complementaron la oferta de la región andaluza, que incluso desplazaron, y reemplazaron a la levantina, fuertemente deprimida, pero ante todo establecieron lazos directos con los mercados europeos, ingleses, holandeses, italianos, alemanes y en menor medida franceses, con participación en la industria local de nacionales de estos países y comerciantes castellanos, catalanes y portugueses, quienes financian, producen, compran, comercializan el azúcar -en ocasiones con barcos propios- y controlan, a través del régimen especial de Canarias, parte del tráfico interatlántico, férreamente monopolizado por Sevilla.
Canarias suministró azúcar de alta calidad y en apreciable cantidad a los mercados referidos, hasta el declive de dicha elaboración, que se produjo a mediados del siglo XVI y que fue sustituida, fundamentalmente, por el creciente comercio y producción de vino, que se reveló como más productivo y largo, proyectado también hacia América y la propia Península.
La produccion en actualidad.El ron.
Faceta singular de la cultura de todos los pueblos los brebajes espirituosos como coadyuvantes de misteriosos ritos ancestrales, de medicaciones estimulantes, y de otros preparados tonificantes. El aborigen canario no fue una excepción, y documentados estudios nos ilustran sobre ello.
El tabú imperó en el formulario de lo aplicado a su mundo mágico-religioso, y el conocimiento de sus componentes perdidos en aras de la nueva cultura. Lo perteneciente a su devenir cotidiano no corrió tal suerte. Servíanse, dicen los textos, de productos aportados por la naturaleza, entre los que el mocán y la palmera eran objeto de sus preferencias. Los frutos del primero, maduros, se exponían varios días al sol que concentraba su jugo. Luego, desmenuzados, añadíanle agua, dejándolos en maceración hasta su fermentación. De la segunda, haciéndole una incisión en su cogollo extraían un licor blanquecino, que fermentado convertíase en un suave tónico aguardentoso.
Envasaban estos néctares en especie de odres de cuero de macho cabrío, que apilados en los recovecos de cuevas naturales cual incipientes bodegas, conservaban y añejaban. Esta práctica artesanal no se perdió, ya que conquistada la isla, tal actividad continuó, y ante la escasez de envases tan originales, los botes, botijas y pipotes, que de la Península traían los pobladores con diferentes líquidos, sirvieron para tal fin.
En las postrimerías del XVII se incrementó en Canarias la destilación de aguardientes diversas que abastecían las necesidades del mercado. Varios de estos centros eran los propios conventos de distintas órdenes, que alteraban sus actividades conventuales con las al parecer más lucrativas afines al mítico Baco.
Se consagraría ante la historia, al menos como experto catador, fray Sebastián, seráfico músico de la catedral, al que las exaltaciones de su cometido llevaba a propinar algún que otro contundente cachete a las monjas, cuyas almas estaban a su cuidado. En el discurrir del siglo XVIII, el trasiego comercial americano se incrementó, y el aguardiente canario encontró su destino, adulterado en ruta, en las lejanas tierras donde ondeaba el pabellón español.
Por nuestra geografía surgieron de nuevo trapiches y alquitaras, precursores de ingenios ya más sofisticados. Pero la competencia exterior coartó ansias de expansión, y esta incipiente industria feneció. Sería el insecto prendido en el nopal, popular "cochinilla", del que se extraía un preciado tinte altamente cotizado en las centrales fabriles europeas, lo que sustentaría la economía insular a lo largo de la segunda mitad del siguiente siglo. Pero el descubrimiento de las anilinas alemanas darían al traste con toda una era de prosperidad, conocida como la del "áurea grana".
Y se implantó otra vez la caña de azúcar en su segundo ciclo. Las tierras canarias alentadas por la ejemplarizante gestión aruquense se cubrieron de plantíos. Para procesarla surgieron modernos ingenios, y Arucas presumió de inaugurar, el 9 de agosto de 1.884, el más completo en su género, ya que además de obtener el cristalino edulcorante, sus alambiques o columnas rectificadoras, destilaban aguardiente suficiente y de calidad, para el consumo de la comarca.
Arucas, cuna del ron canario.
El paladar isleño, que había degustado toda una serie de aguardientes de procedencia dispar y de muy poco ortodoxa elaboración, aceptó de buen grado el que se lo ofrecía. Lo que llegaba de fuera no lo contentaba. La América española pagaba con la misma moneda, por la bazofia que durante años desde Europa allí se había exportado.
Para Arucas, el primer reconocimiento a su calidad le fue otorgado en la Exposición Regional celebrada en Las Palmas en 1.892, donde recibió diplomas y medallas, además del gran Vaso de bronce y plata concedido por la Reina, por o esmerado de sus azúcares y aguardientes. Luego, la creciente demanda del ron de Arucas obligaría a la señera entidad a plantearse su elaboración a gran escala, sin perder con esto su tradición artesanal.
Por ello, el primer paso para la consecución de un buen ron fue, el de la selección de la caña de azúcar más idónea por su contenido en sacarosa, y totalmente afín con la climatología local, como clave del éxito para su posterior proceso. Seleccionada ésta, y adecuada la tierra con sus correspondientes surcos para el plantío, se colocan trozos o rizomas de ella, horizontales en el fondo de los mismos con sus brotes hacia arriba, y cubriéndolos luego con la tierra. Como época más apropiada para ello se ha conceptuado el mes de febrero.
Cuando la planta, con los cuidados propios inherentes a su cultivo, ha alcanzado aproximadamente un metro de altura, es despojada de las hojas que cubre su tallo, para que llegue a su máximo desarrollo. En poco más de un año está ya en sazón, por lo que se descogolla, corta y en haces se transporta a la fábrica.
En ésta, es inmediatamente molturada, extrayéndose su jugo, nominado "guarapo", que por una canalización pasa a las cubas para su fermentación. La parte exprimida, llamada "bagazo", es aprovechada entre otras aplicaciones, en tareas de preparación de tierras para subsiguientes cultivos.
Otro paso importantísimo para un éxito final es el de la fermentación, secreto artesanal que se obtiene en base al empleo de una levadura especial que permite el lograr un estado y grados idóneos, para una adecuada destilación.
Efectuada ésta, el aguardiente obtenido pasa a ser envasado en barricas de roble, que siguen en cuanto a constitución tratamiento, lo preconizado por el monje Basilio Valentín en 1.480, sin que hasta el presente se conozca otro sistema para la consecución de un excelente y verdadero ron.
Ya en las bodegas, el maestro del blénded, controla las diferentes partidas envasadas, hasta que éstas alcanzar la suavidad y el bouquet propio que caracterizan a los rones de Arucas, en su paulatino envejecimiento de un año para los más jóvenes y de doce a catorce para los añejos.
Desde dichas bodegas, el ron se trasvasa automáticamente a la modernísima planta de envasado, desde donde efectuado éste y embalado convenientemente, pasa al mercado. Hoy Destilerías Arehucas continuadora desde 1.965, de la mas que centenaria fábrica creadora del exquisito ron, está alcanzando altas cotas, tanto en su producción como en el reconocimiento de su calidad. Además, independientemente de esta su selecta gama de rones, ha ido elaborando toda una serie de cremas y licores, muchos de ellos, al igual que los rones, consubstanciales a nuestra tierra.
Sus perspectivas son amplias, y su política exportadora impulsada hacia la comercialización de sus renombrados productos en el mercado internacional.
Después de lo reseñado, el lector se habrá impuesto de lo que caracteriza a un verdadero ron. De que sus origen fue fruto de una ancestral cultura, aunque en su trayectoria esto fuera tergiversado. Por ello se puede aseverar que existe una gran raíz cultural en la consecución del mismo, y que fue creado, no para degeneración del ser humano, y si como tonificante y coadyuvante en las relaciones sociales de éste. Pero no se podrá hablar de su cultura, si no se es consciente de que la moderación en su uso, es la clave para beneficiarse de los efectos positivos que el buen ron nos ofrece.
lunes, 4 de abril de 2011
Agricultura de invernadero
Los invernaderos son hoy mucho más que plásticos que cubren zonas hortofrutícolas. Su mejora ha sido tal que ha evolucionado hasta su denominación. Lo que en pequeña escala se conocía como invernaderos, pasa a denominarse Agricultura en Ambiente Controlado (CEA) cuando la agricultura se convierte en una industria que ocupa miles de hectáreas. En zonas como Almería ha llegado a alcanzar tales cotas de sofisticación, que se regula el clima interior hasta extremos en los que se selecciona el grado de humedad según los datos transmitidos por fibra óptica desde sensores a un sistema computerizado.
A este procedimiento se han sumado métodos hidropónicos, es decir, se ha sustituido la tierra por algún tipo de sustrato, como grava, arenas, piedra pómez, serrines, arcillas expansivas o carbones, a los que se les añade una solución nutritiva que contiene todos los elementos esenciales necesarios para el normal crecimiento y desarrollo de las plantas. Precisamente Almería, la huerta de Europa, concentra la mayor producción hortofrutícola del mundo. La cosecha anual se acerca a los tres millones y medio de toneladas pertenecientes a 30 especies diferentes.
A la vanguardia de la tecnología
No todos los recintos son iguales, y más aún en el caso almeriense, donde las producciones se caracterizan por un marcado carácter familiar. Sin embargo, en esa provincia andaluza se encuentran las plantaciones más modernas del mundo, que en ocasiones aventajan incluso a las israelíes y holandesas, pioneras en este tipo de cultivos.
Bajo los plásticos rígidos y herméticamente cerrados se plasman los avances tecnológicos, como los que fuerzan el ciclo natural de las plantas, partiendo de semillas híbridas resistentes a los patógenos más comunes y que producen hortalizas de rápido crecimiento y larga vida, para que lleguen inmaculadas a su punto de partida hacia la distribución. Esta ciencia supone el mantenimiento de la planta en las condiciones idóneas para producir las 24 horas del día durante los 365 días del año. El salto tecnológico ha significado un avance en cuanto a calidad, puesto que ha posibilitado el control de plagas, la disminución en el consumo de fitosanitarios y el aprovechamiento al máximo del agua de riego.
Control desde las estaciones meteorológicas
Lo que en definitiva procura la agricultura bajo plásticos es un abastecimiento de alimentos más grande, menos costoso y más seguro. La posibilidad de ofrecer melón en enero es poco más que una anécdota, atractiva para algunos mercados, pero al fin y al cabo una mejora no sustancial. Lo relevante es modernizar el primer sector, una de las industrias más grandes del mundo, en la que mayor es el número de gente involucrada de una u otra manera. Habida cuenta de que algunos invernaderos son manejados por estaciones meteorológicas, se puede decir que esa modernización se ha logrado. En estos invernaderos, los sistemas computerizados de control climático mantienen en todo momento las condiciones óptimas de luz, temperatura y humedad relativa, claves para obtener la mayor productividad de un cultivo. La estación meteorológica, formada por sensores exteriores, está conectada a la estación de clima mediante fibra óptica para asegurar la fidelidad de los datos obtenidos, en función de los que, además de los sensores interiores de temperatura y humedad relativa, se controla el clima del invernadero. La estación de clima es el cerebro de la instalación. Este equipo procesa los datos recibidos de los sensores y, en consecuencia, da las órdenes precisas a los equipos de la ventilación cenital y lateral, la calefacción, el sistema de recirculación del aire y el de humidificación. Además, el programa incluye alarmas por altas o bajas temperaturas; por fallos en el cableado o en los sensores y los cambios necesarios que hay que realizar en virtud de la hora en que amanece y anochece, consecuencia de la latitud y longitud geográfica en la que se halla el invernadero.
El poniente más al sur de la Península Ibérica ha mudado de color en los últimos 20 años. De ser un desierto marrón ha pasado a teñirse de blanco PVC. Esta metamorfosis se puede apreciar en las imágenes aéreas que se pueden ojear en Internet, aunque no es necesario recurrir a las fotografías de la NASA. Desde cualquier monte cercano a las explanadas se aprecian los polígonos en los que se suceden las 'fábricas agrarias' y se observa la forma que ha adquirido el antaño escenario de las películas de 'spaghetti western'. En contra de lo que pudiera parecer, las críticas de las asociaciones ecologistas no han sido hasta ahora muy intensas. De hecho, reconocen como positiva la transformación socioeconómica de la zona.
No obstante, y debido a la enorme proliferación de estos sistemas de cultivo, de un tiempo a esta parte se han multiplicado las peticiones desde diversas organizaciones para que se fiscalice y limite el crecimiento incontrolado de invernaderos. Las hectáreas libres comienzan a escasear y se está procediendo al desmonte, es decir, a la ocupación de colinas con ecosistemas a menudo únicos. A este toque de atención se suma la obligación de desarrollar procedimientos de gestión de residuos, sobre todo de la combustión de los plásticos desechados.
martes, 29 de marzo de 2011
A 60 años de la primera bomba atómica.
A las 5:29 de la mañana del 16 de julio de 1945, en el desierto de Nuevo México, Estados Unidos, detonó la primera bomba atómica en la historia de la humanidad, "y fue como si el mundo entero se encendiese", recuerda Daniel Yearout, entonces un soldado y uno de los pocos testigos del hecho que aún vive.
"Sabíamos que el mundo no volvería a ser igual", dijo Oppenheimer.
Yearout recuerda específicamente el día de la prueba: "Vi una gran luz que me impactó y cuando recobré mis sentidos me encontré acostado en el suelo, de espaldas a donde provenía la explosión. Puse mis manos sobre los ojos para ver y podía ver los huesos de mis dedos, era como una radiografía".
"Además pude escuchar un gran rugido y sentí que la tierra temblaba. Luego vi una gran bola de fuego levantándose en el cielo, que se hacía cada vez más grande. Todos simplemente nos quedamos ahí, viendo", apuntó.
La prueba representó la primera bomba atómica que se construía "exitosamente", como resultado de un trabajo efectuado por un equipo de científicos liderado por J. Robert Oppenheimer.
Cuando se le preguntó a este científico qué pensaba luego de que se detonó la bomba, Oppenheimer optó por citar su poema hindú favorito, "El Bhagavad-Gita": "Me convertí en la muerte, el destructor de los mundos".
Luego señaló: "Sabíamos que el mundo no volvería a ser igual".
Menos de un mes después, el resultado del trabajo científico de Oppenheimer y su equipo cayó dos veces sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, dejando un negro legado que aún se recuerda hoy.
¿Por qué?
En 1939, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el físico danés, Niels Bohr, advirtió a Estados Unidos que científicos alemanes trabajaban para separar el átomo, es decir en los primeros pasos para construir una bomba atómica.
Estaba asustado en ese momento. No sabía lo que estaba pasando.
Daniel Yearout, entonces un soldado y testigo de la prueba.
Las implicaciones de este evento impulsaron al entonces presidente estadounidense Franklin Delano Roosvelt a crear el llamado Proyecto Manhattan, cuyo objetivo principal era claro: construir un arma de destrucción masiva primero que los alemanes.
Oppenheimer fue el director de esta investigación, que empezó en algunas universidades de Estados Unidos -como Columbia y la Universidad de Chicago- hasta que se trasladó a un laboratorio en Los Álamos, Nuevo México.
Los Álamos se convirtió en un pueblo secreto dentro de la geografía del país, con unas 8.000 personas entre científicos, ingenieros, técnicos, secretarias, personal militar y las respectivas familias.
Todos los habitantes "desaparecieron" del mundo durante el tiempo de las investigaciones y crearon su propia comunidad, en donde cada quien tenía su rol.
"Fue el secreto mejor guardado que haya existido jamás", considera Yearout.
Recuerdo luminoso
En una entrevista con Kathryn Westcott, de la BBC, Daniel Yearout recuerda lo que para él fue un día inolvidable.
A tempranas horas del 16 de julio de 1945, a los efectivos de la tropa presentes les dijeron que subieran a una colina en la zona de la prueba, ya que era "el lugar más seguro para estar". Ello causó aún más confusión entre los soldados quienes no sabían que era lo qué se iba a realizar.
La bomba generó cuatro veces el calor del interior del sol y se pudo ver a más de 350 kilómetros de distancia.
"La prueba estaba pautada para las cuatro de la mañana, pero hubo un retraso por el mal tiempo que hacía", indica.
A las 5:30 de la mañana todo fue luz.
"Estaba asustado en ese momento. No sabía lo que estaba pasando. Recuerdo a alguien con una cámara que filmaba la explosión en la misma colina que gritaba incesantemente que era la mejor toma que había hecho jamás. El sólo se interesaba por la filmación y yo pensaba si saldríamos de ahí con vida o no", relata Yearout.
La bomba generó cuatro veces el calor del interior del sol y su luz se pudo ver a más de 350 kilómetros de distancia. Sin embargo, la única información oficial que se dio a conocer a los medios locales, fue que un depósito de municiones había explotado por accidente.
A miles de kilómetros de distancia, al otro lado del océano Atlántico sí se informó que había pasado.
El entonces presidente estadounidense, Harry Truman, se encontraba en Potsdam, a las afuera de Berlín, y recibió inmediatamente el mensaje codificado que le comunicaba que ya tenía bomba atómica.
Así lo supieron los japoneses menos de 30 días después, cuando el mundo entero fue testigo de la nueva creación.
Hoy, 60 años después, todavía existe controversia sobre el "éxito" de este "avance" científico. Incluso algunos de los que participaron en el proyecto posteriormente se incorporaron en campañas contra las armas nucleares.
Sólo que el daño ya estaba hecho.
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