lunes, 21 de marzo de 2011

Terremoto en Valdivia, Chile


El terremoto más grande registrado en el planeta tierra que el hombre civilizado recuerde, ocurrió el día Domingo 22 de Mayo de 1960 a las 14:55 p.m., en Valdivia, Chile, Sur América, tuvo una magnitud de 9,5 grados Ricther, con 37 epicentros y una duración de 10 minutos, se produjeron tres Tsunamis.

Estas olas gigantes que asolaron y deformaron la costa chilena con mas de 5.000 víctimas fatales, destrucción total de poblados de pescadores y las grandes olas llegaron hasta Japón y a las costas de California, Estados Unidos donde causaron graves daños y la muerte a muchas personas.

El extremo Sur de Chile (Desde la X a la XII Región) se caracteriza por ser una zona de archipiélagos, canales y fiordos que conforma un paraje virgen de difícil acceso.

El proceso natural que formó esta extraña geografía, consistió en una serie de cataclismos que produjeron levantamientos y hundimientos de extensas áreas. El mar terminó de cambiar el paisaje, ocupando zonas que antes eran tierra firme.

De acuerdo con los Geólogos, estos grandes cataclismos son recientes, ya que a pesar de que el mar azota intensamente las rocas y la costa, todavía se pueden encontrar huellas claras de que así sucedió.

Lo que ocurrió en el Sur de Chile en mayo de 1960, es uno de los fenómenos naturales más impactantes que le ha tocado vivir al hombre en este último siglo.

En un intento por introducir al lector en el ambiente que se vivía en aquellos días de mayo, debemos decir que el Sur de Chile se encontraba la Industria del Carbón en huelga desde hacía 3 meses.

El Gobierno en un intento de quebrar el movimiento, ordenó bloquear el envío de alimentos a la zona, además, si consideramos la gran pobreza que existía en la época, podemos decir que el país no se encontraba en las mejores condiciones para enfrentar una crisis como esa.

Por ese entonces, en Chile habían alrededor de 7.683.200 habitantes, según el Ministerio del Interior, en la zona afectada por los sismos y toda su secuela de fenómenos naturales existía una población de 2.164.895 habitantes, esto es aproximadamente 1/3 de la población total de Chile.

Tomando en cuenta cifras acerca de la calidad de las viviendas de la época, podemos decir que un 45% de los chilenos vivían en condiciones inaceptables, y gran parte de la población vivía en zonas rurales donde se practicaba la construcción en adobe y albañilería, en donde la mala práctica constructiva y la falta de control de calidad pagaron su precio con creces.

21 de mayo de 1960.

Era un día sábado 21 de mayo, a las 6:02 A.M. (Hora de Chile), todavía en plena oscuridad.

Toda la zona de la península de Arauco fue sacudida por un sismo cuya magnitud fue 7.75 grados en la escala de Richter, que alcanzo una intensidad VII en la escala de mercali.

Este sismo tuvo 19 epicentros, algunos de ellos en el mar.

Los daños ocurridos fueron principalmente debidos al derrumbe de casas viejas de tabique o piedra y campanarios, que aplastaron a cientos de personas.

En Concepción, el Puente carretero sobre el Río Bío-Bío, de casi 2 Km. de largo, fue cortado en un gran trecho, impidiendo la comunicación con las ciudades costeras del Golfo de Arauco (Coronel, Lota, Schwager, Lasaquete, Arauco, entre otras).

Media hora después sobrevino un segundo movimiento, y todo aquello que había resistido en pie (Murallas viejas, Edificios dañados) terminó desplomándose.

Pero por suerte no hubo mas víctimas, ya que las personas se encontraban en lugares abiertos como plazas, parques y avenidas anchas, lo que pone en evidencia la importancia de contar con este tipo de lugares como zonas de refugio.

El primer día fue dramático, el Gobierno se vio obligado a enviar a un representante a solicitar ayuda a la comunidad internacional.

El corte en el tendido eléctrico hacía latente el peligro de incendios en cualquier momento, además, la rotura de tuberías de la red de agua potable que no era evidente a simple vista y de las muchas edificaciones que resistieron en pie a pesar de sus graves daños interiores, terminaron por caracterizar a este sismo como un terremoto hipócrita.

Un día después el 22 de mayo de 1960.

Eran las 14:55 P.M., se detecta un gran sismo, con probable epicentro en el mar.

El cual tuvo una duración de 10 minutos.

Mas tarde se comprendería que este verdadero cataclismo tuvo 37 epicentros que entraron en acción como una gran cadena. Estos se repartían de Norte a Sur en una extensión de 1.350 kilómetros, lo que constituyen unos 400.000 km2 .

Es por ello que en algunos lugares el sismo concluyó primero. En ciertas zonas, como las comprendidas entre Puerto Saavedra y Chiloé, los epicentros se encontraban en la región costera y en algunos puntos cordilleranos motivándose unos a otros, lo que explica la duración del fenómeno.

La magnitud máxima registrada fue de 9,5 grados en la escala de Richter, y constituye la mayor magnitud registrada de un terremoto en la historia sísmica mundial.

El fuerte movimiento abarcó 13 provincias desde Talca hasta Chiloé, incluyendo 11 Provincias afectadas por el terremoto del día anterior. La intensidad máxima alcanzada fue de XI en escala de mercali modificada en la Zona de Valdivia, pero revisando los desastres provocados en algunas zonas, bien se pudo haber asignado una intensidad de XII. Lo que sobrevino después fue indescriptible: Derrumbes, Ruinas, Incendios, Inundaciones, una lluvia copiosa y el Maremoto.

El cálculo final de muertos y desaparecidos nunca se ha sabido con precisión, ya que, por falta de registros, o falta de datos de zonas demasiado lejanas los informes de la época no coincidían en una cifra única.

Patricio Manns habla de 10.000 muertos.

En Valdivia, una vez pasada la primera impresión se pudo ver la magnitud de los daños.

Se podían apreciar las grietas en las calles, las casas en ruinas y el posible desborde de los ríos en la pre-cordillera, pero un daño que se creía pasajero termino por confirmar los rumores y especulaciones de los expertos.

Varios sectores de la ciudad y 10.000 hectáreas al sur de ella se encontraban inundadas, y desde el aire se puede ver, incluso hoy en día, las granjas y cercas que delimitaban zonas agrícolas y que hoy son parte de las aguas del mar que se internan hasta 100 Km hacia el interior.

Este fenómeno en un principio fue atribuido a un aumento del nivel de las aguas del mar, pero luego se explico la verdadera razón del anegamiento: el terreno de la región se hundió con respecto de su nivel anterior al terremoto, una franja de 20 a 30 Km de largo y 500 Km de ancho se hundieron de golpe, unos 2 metros.

Un Testimonio.

La mejor forma de ilustrar estos sucesos, es a través de testimonios de personas que vivieron en carne propia los eventos de aquellos días.

Una primera visión de los hechos nos lo entrega el Padre Deschamps.

El se encontraba el día 22 en la zona de Corral. Un poco antes de las 15:00 horas, el Padre seguido de sus acompañantes se embarcan desde Niebla rumbo a Corral, cruzando la desembocadura del Río Valdivia. Al poco tiempo de iniciar su viaje empezó a moverse la tierra y vieron en el mar manchas oscuras como si fueran Ballenas, era la arena del fondo agitándose y subiendo hacia la superficie.

La primera ola.

Llegó a su destino a las 15:25 hrs, media hora después de comenzado el terremoto.

En el muelle el agua había cubierto todo y mientras el grupo corría hacia las escalinatas para guarecerse en la parte alta, en cuestión de segundos, el agua había alcanzado casi 2 metros sobre el nivel del muelle, esta subida de agua era el primer golpe suave del Maremoto.

"Durante 5 minutos el agua se quedó quieta, 4 ó 5 metros arriba de su nivel normal. Había tres navíos en el puerto: el Santiago, el San Carlos y el Canelos. Los tres rompieron sus amarras; el Santiago, de 3.000 toneladas, cruzó por encima del rompeolas de concreto y los tres fueron arrastrados a la deriva. A las 16:10 hrs. el mar comenzó a retirarse a toda velocidad, con un ruido impresionante, como de succión metálica sobre una rugiente catarata. Como si fuese una nebulosa, un banco de arena que normalmente se encontraba a tres metros de profundidad, emergió del río. La gente gritó: "¡Estamos perdidos: un volcán!".

No se sabía qué pasaba, si el mar se retiraba o la tierra se levantaba...

La segunda ola llegó unos 20 minutos después, a las 16.20 hrs.

Con una altura de 8 metros y a la espantosa velocidad de 150 ó 200 Km. Por hora. A su estrépito formidable se mezclaban los gritos de las mujeres, ya que la mayoría de los hombres, desde la retirada de las aguas, había descendido para intentar salvar, en esa maldición de cataclismo caído sobre su miseria cotidiana, los objetos aún recuperables.

La ola como una mano gigantesca que arrugara una hoja de papel trituraba las casas una tras otra, en medio de un gigantesco crepitar de maderos rotos.

En 20 segundos apiñó al pie de la colina un montón de ochocientas casas aplastadas como cajas de fósforos. Al momento de comenzar el terremoto, algunos pescadores, arrastrando a sus mujeres y niños, saltaron a sus barcas y huyeron.

Desde lo alto del cerro se vio flotar a esas canoas sobre la ola "suave", después de ser arrastradas por el reflujo encolerizado, y finalmente tragadas en un instante, sin dejar huella, por la muralla líquida que avanzaba hacia tierra... El mar permaneció alto durante 10 ó 15 minutos. A continuación se retiró con el mismo ruido de succión monstruosa.

Una hora más tarde se vio aparecer a lo lejos la tercera ola.

"Era más alta que la precedente, 10 u 11 metros, pero la velocidad no parecía rebasar los 100 Km. por hora. Tras reventar contra el montón de madera acumulado por la segunda ola, el mar permaneció quieto poco más de un cuarto de hora, antes de retirarse, siempre con el mismo espantosos ruido metálico de succión... Los tres barcos habían sido arrastrados como si fueran fetos. El San Carlos se hundió casi de inmediato. El Santiago zozobró a los tres días en alta mar. El Canelos, primero a una media milla, lejos de Corral, tras la segunda retirada del mar; después, a 1.500 metros río arriba de la desembocadura, adonde la tercera ola lo transportó a una velocidad aterradora".



Este testimonio relata, como muchos otros, los acontecimientos ocurridos, no desde el punto de vista técnico y científico, si no, como lo sintieron el común de los habitantes de aquella época.

Que en definitiva fueron las víctimas y testigos de esta conmovedora historia.

Los eventos ocurridos en Chile nos dejan importantes lecciones, que no debemos dejar pasar por alto.

La prevención y educación acerca de los fenómenos naturales es una importante labor, que debemos realizar con la suficiente visión para no alarmar a la población, si no que, guiarla hacia conductas y hábitos seguros, como lo son: el control de calidad de la construcción y la cultura sísmica en la sociedad, entre otras..

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